domingo, junio 17, 2007

Cuerpo espiritual.

Vivo con el horario de sueño y actividades desplazado. En parte, esto me dificulta la comunicación con los familiares que quiero y que no viven en mi misma casa; y con los amigos. Tampoco la impide, en realidad. Quizás por eso, no me preocupa mucho, porque estoy segura que los pensamientos de afecto dirigidos a ellos, se transforman en una lluvia de bendiciones que les llegan. Además, el frío intenso de estas últimas tres semanas ha sido una carga más en la vida diaria que se suma a las limitaciones del transporte.
En esto, hace un par de días, al tratar de saber como estaban unos sobrinos nietos regalones míos, no pude saber de ellos y me enteré que había muerto repentinamente tía Mafalda quien estrictamente hablando, no era tía mía sino de unos primos míos, aunque muy cariñosa y acogedora conmigo y con otras personas; y muy valiente en todos los dolores que le tocaron en su vida. Todavía me parece irreal que haya muerto. Me consuela bastante pensar que ahora vive fuera de las ataduras de la materia y del tiempo, realmente un espíritu libre o cuerpo espiritual. A veces, cuando ha muerto alguien que ha sido bueno conmigo y que ha inspirado mi afecto, he sentido una gran dulzura junto con recordarlo vivamente, antes de saber la noticia. Eso fue mucho más intenso, a un grado inefable, cuando murió mi papá. En cambio, en otras ocasiones, cuando ha muerto alguna persona que ha sido mala conmigo, la he recordado sintiendo mucho desasosiego aunque hiciera mucho tiempo que no hubiese pensado en ella, sin saber todavía lo que ocurría. También, me pasó una vez en que estaba en una temporada más orante que de costumbre, que una mañana muy temprano, sentí como obligación urgente, llamar a un primo mío que vive a cientos de kilómetros de acá, aunque me daba bastante vergüenza hacerlo a esa hora: sabía que debía estar por salir hacia su trabajo, muy cerca de donde vive; lo llamé y su mamá, tía mía, había muerto hacía dos días y medio; el funeral había sido la tarde anterior y habían estado sus cuatro hijos muy solos, pese a tener sus familias, quizás por las enfermedades propias del invierno. A la noche siguiente, soñé que esa tía me regaloneaba aunque nunca fue su modo durante su vida. Todo esto me llena de esperanza, pues cura incluso lo que estuvo mal en la vida. En el caso de tía Mafalda aunque mi relación fue más circunstancial, estuvo plena de calidez y acogida. Siento pena y esperanza. Como un llanto dulce y triste a la vez.